Podcast
Los diferentes caminos, abruptos, inciertos, desconcertantes, ilusionantes, impredecibles… me han llevado a vosotros. Os siento dentro de mí y espero poder conoceros pronto.
¡Os he hablado tantas veces! Incluso antes de estar habitando en mí. Confío en que estéis cómodos, pues intento que así sea. Sé que vosotros me vais marcando el ritmo y los tiempos, estáis logrando que escuche más en profundidad a mi cuerpo.
Vuestra madre es inquieta y activa, pero a la vez paciente y serena. Os adelanto que mi mente necesita alimentarse de amaneceres, encontrar esos días en los que la alarma temprana del despertador no es una queja para levantarme de la cama, aunque admito que apenas habéis experimentado estos momentos… vuestra madre está durmiendo mucho más de lo que está acostumbrada y madrugar le está costando.
Me muevo y no os percibo, pero en cuanto paro, empezáis vuestra actividad con las pataditas. ¿Estaréis recibiendo todo lo que estoy viviendo? Emociones, charlas, risas…
Os confieso que no imaginaba estar hablando en plural, pero la vida me ha enseñado que todo pasa por algo y que todo este tiempo deseando ser madre tenía que ser así. Cuatro años de espera, de intentos, de tratamientos para que hoy fueseis dos, mis dos niños. ¡Voy a estar rodeada en casa por hombres! Vuestro padre, Rocky y vosotros.
No puedo no imaginar cómo me miraréis, cómo será vuestra sonrisa, vuestro respirar… Cierro los ojos y veo a vuestro padre y a mí, sois una parte nuestra e intento dibujaros, pero tampoco quiero saber tanto, por ahora, porque son meses vuestros, nuestros, de teneros dentro de mí, que os toméis vuestro tiempo, el que necesitéis para crecer, para escuchar y percibir lo que está pasando en el exterior, porque os lo aseguro, está aconteciendo mucho.
Admito que estoy fluyendo, algo extraño en mí dado que tiendo a querer tenerlo todo más o menos planificado, pero esta andadura me ha enseñado que no es posible, porque todo puede cambiar en cualquier momento. Así que algo dentro de mí se ha transformado y se ha roto esa especie de brida que me amarraba a no regocijarme de los momentos bonitos, de las ilusiones… Una amiga me dijo que tendía a ponerme una tirita antes de tener la herida, ¡era cierto! Yo era conocedora de muchos de los escenarios que podían suceder durante un tratamiento de fecundación invitro y mi mente tendía a saborear poco las buenas noticias y pasar en automático a la siguiente fase. Pero hoy no estoy aquí para ahondar en ese viaje, al que estaré agradecida porque sin él, quizá, no os estaría escribiendo estas líneas.
No os penséis que lo tenemos todo preparado en casa, ese es uno de los inconvenientes de dejarme llevar por el paso de los meses, pues solo quiero vivir el momento y el restructurar las habitaciones, entender lo que vais a necesitar y pensar en si tendremos preparados suficientes peleles, arullos, pañales o gasas para cuando vengáis al mundo lo he estado dejando en un segundo plano. Hablo en pasado, porque mi entorno ya me está empujando a que eso no pase. Les entiendo.
Ya han transcurrido 26 semanas desde que nos dieron la bonita noticia y mi barriga es la prueba de ello. Hasta que me dejéis seguiré mareándoos con las asanas de mis clases de Yoga y abrazándoos en las respiraciones de Pilates. Vais a tener a una mamá activa y solo vosotros seréis los que me hagáis parar.