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Hoy, he visto mi reflejo

8 septiembre, 2020

He visto mi reflejo. Mi rostro. En él, solo se dejaban ver mis ojos y la mascarilla que lo completaba. La coleta apenas se movía de lado a lado, claro está, no había impacto, pero sí mucho equilibrio. Primero con la derecha y luego con la izquierda y en terminar, volvía a repetir el mismo ejercicio.

Mi respirar no se proyectaba, volvía a mi, lo sentía. No avanzaba, no salía al exterior, se quedaba en el corto espacio entre la mascarilla y mi cara. Lo escuchaba y cada vez su sonido era más fuerte. Mi cuerpo apenas se movía, pero sentía la intensidad que estaba experimentando.

Gema. Sigues siendo tú y ese espejo constata que no es el día 1, sino el 67. No es ese 3 de julio, cuando despertaste y viste tu pierna enfundada en un abultado vendaje, ni cuando solo pensabas en la hora de la próxima toma de calmantes o cuando viste que los grados de flexión que alcanzabas tan solo eran 30. No. Hoy has salido de tu clase de entrenamiento y de camino a casa en el coche te sentías cansada. Sí, has trabajado y no solo hoy que ya puedes andar y aguantar equilibrios que creías impensables de ejecutar ni tan solo tres segundos, sino el resto de días pasados también sumaron, aunque te costase entenderlo.  

Me hablo a mí misma. Sí, lo hago constantemente y hoy también lo hacía mientras me miraba al espejo, incluso a veces, apreciaba una ligera sonrisa al ver que había logrado terminar un ejercicio.

Me siento fuerte, pero así no lo creía hace apenas una semana cuando el traumatólogo me comunicó que tendría que volver a pasar por quirófano para romper las adherencias, pues ni yo, ni con la ayuda del fisioterapeuta lo logramos. Ante tal noticia, pensaba que no lo habíamos conseguido. El objetivo de que mi rodilla alcanzase la flexión de 90 grados se estaba retrasando demasiado y pese a seguir persistiendo cada día y sentir que estaba más cerca, era muy mínimo el avance.  

Tengo muchas preguntas y pocas respuestas. Como ya dije el mismo día que me comunicaron la noticia en una de mis publicaciones en mi perfil de Instagram: “Sigo apostando por las carreteras secundarias, las que tienen curvas porque el trayecto tiende a ser interesante, con grandes dosis de incertidumbre, sí, pero al fin y al cabo emocionante, cuyo destino termina siendo muchas veces satisfactorio y cargado de solidez. Sin embargo, en ocasiones la autopista hay que cogerla y ahora, ¡pago el peaje!”

Las adherencias se romperán, lo que se traducirá en que mi rodilla ganará la movilidad que buscamos recurriendo a una maniobra sin dolor, pero el mañana seguirá existiendo. Entiendo que la inflamación y los dolores volverán a aparecer en el camino y ocuparán su parte de protagonismo, pero estaré en el día 73 y con la mentalidad firme de seguir.

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