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¿Te animas a correr la Iberian Race? Así fue como empezó todo. ¿Eres una íbera? Pues la verdad es que no mucho… eso de correr rebozada en el barro y sobrepasar obstáculos no es lo mío. Hacer kilómetros entraba dentro de mis planes, pero usar la fuerza para terminarlos no estaba nada claro. Para no quedarme en el intento aposté por la prueba más corta, la ‘Eagle Race’, 6 km y 15 obstáculos para disfrutar de una carrera totalmente desconocida para mi y sabía que el fondo no iba a ser el todo.
Llegaba al escenario y esperaba el turno de mi grupo. Mientras, analizaba e intentaba descubrir las pruebas que me esperaban. En carrera ya estaban los que se habían atrevido con la grande, la ‘Wolf Challenge’, un reto de 11 km y 21 obstáculos. La primera prueba, con la que arrancábamos todos a ojos de todos los espectadores: la valla. ¿Había probado alguna vez con alguna valla de este tipo? NO. Mientras, muchos practicaban el salto y yo… ¡tenía que hacerlo también! Una vez hecha la prueba, me tranquilizaba, por lo menos un obstáculo lo tenía controlado. A lo lejos observaba otro, las cuerdas y automáticamente pensé: ‘Este es muy complicado, seguro que en mi prueba no me toca’. Llegaban las 12:00 y la ‘Eagle Race’ empezaba, nos colocamos en el lugar de la salida, primer salto de valla y 10 minutos de calentamiento íbero: flexiones, sentadillas… ¡esto ya empezaba fuerte! Daban el pistoletazo de salida y mis zancadas buscaban ser explosivas y coger ventaja.
Muy rápida y una distancia suficiente para coger ritmo. A lo lejos ya veía el primer obstáculo de la prueba, MÁS VALLAS, una detrás de otra y escuché un grito de: ‘¡Vamos Gema!’ (seguidora en las redes sociales, ¡gracias Lucia por esos ánimos!) Una primera prueba y tras ella pensé: ‘¿Cómo voy a hacer para grabarme en carrera?’. Tras algún que otro obstáculo y kilómetros donde el fondo jugaba su papel, notaba que esta carrera no era cualquier cosa, una intensidad a la que no estaba acostumbrada ni de lejos y mi fatiga ya asomaba. Me gustaría poder contaros cada uno de los obstáculos, pero sinceramente no los recuerdo todos. Me quedo con las pesadas ruedas de tractor, la llegada a la primera zona de fango y mi arrastre bajo el alambrado con pinchos. Por supuesto, el intento de subida a esas cuerdas… me tocaron y fui incapaz de subirlas, ni un poco, lo que se tradujo en un castigo de 30 burpess, pero que terminaron siendo 15. Llegaba a otra prueba, pasar bajo una red sobre un charco de escasa altura ¡me enredaba! Pero me quedo con esos ánimos de la gente, esa misma que me había visto no lograr subir las cuerdas y que me lanzaban trucos para conseguirlo ¡esto es lo grande de estas carreras, gracias chicos! Todavía quedaba reto, vallas y muros por superar. Mis brazos ya me decían STOP y mis rodillas iban marcándose en cada obstáculo. Quedaba nada para terminar o eso creía, pero las piscinas y vueltas seguían ¡y más vallas!
Pero ya estaba llegando al final, solo tenía que girar y entrar a meta. Quedaba un regalo de despedida: subida al muro final. Mi último esfuerzo, coger velocidad y agarrarme a esa cuerda que colgaba a medio camino del muro para agotar los 6km.
Una vez arriba, un largo y alto tobogán ya me decía: ‘O te tiras o no llegas’ Grito final y entrada a meta, ¡ya soy una íbera!
¿Os acordáis que os adelanté en las redes sociales que había quedado tercera de mi grupo en la categoría femenina? Eso es verdad, pero el podium tendrá que esperar ¡alguna vez conseguiré subirme a alguno! Finalmente, terminé en la posición número 10 y ¡no me puedo quejar! En cuanto al vídeo, algunas imágenes pude grabar y espero haceros llegar la pieza final pronto, lo intenté y algo quedó grabado para el recuerdo, ¡espero que os animen a correrla el año que viene!