La 15K Abierta al Mar y ¡lo que me pidió el cuerpo!

Correr la 15k Abierta al Mar fue a golpe de revisar la planificación de entreno. Cada semana me acerco con miedo a la columna del sábado y domingo, se que ahí es donde se encuentra esperándome el ‘querido’ largo, per esta vez me topé con 3 series de 5km. Eso son 15 km ¡vamos bajando las distancias! ¿Por qué no correrlos en la 15K Abierta al Mar? Fue exactamente así como decidí apuntarme a la carrera, además pensé que sería una buena forma de exigirme.

Exactamente el entrenamiento planificado por mi entrenador Rubén Gadea de Sanus Vitae era este: 3x5000m (4’50”/5′) con recuperación de 3′ activo. Claro… en carrera sabía que la recuperación me iba a liar y lo que hice fue lo siguiente (espero que Rubén no se enfade):

La noche antes de la 15k Abierta al Mar

Estaba nerviosa, siempre lo estoy antes de una carrera y lo que hice fue preguntarle a mi pareja algo ya habitual: “¿A cuanto tengo que ir?” Confieso que necesito que me marquen los tiempos si lo que quiero es mejorar. Su respuesta fue: “Haz los primeros 5km a 5’, los siguientes 5km intenta bajar a 4’40 y los últimos 5km sube a 5’. No te machaques en exceso”. Él sabe que me cuesta dar un plus al final de una prueba, mi tendencia es de menos a más, todo lo contrario a lo que debería ser… ir bajando de ritmo poco a poco ¡do-si-fi-car-se!

La carrera

Ya estaba lista en el cajón. Miré el color de mi dorsal y era de los negros. Fue cuando pensé: “Me parece que me he puesto demasiado delante”. ¡Salimos!

Botella en mano con el isotónico le di al play a mi pulsometro Suunto Ambit3 Vertical -que por cierto era la primera vez que lo ponía a prueba en una carrera de asfalto, después de probarlo en montaña y entrenos- y me limité a mirar a mi alrededor, a fijarme en los corredores y a revisar de vez en cuando que mantenía el ritmo. La dinámica fue la misma en toda la carrera, pensar que era un entreno, pero con un plus, ¡el ambientazo de la gente y saludaros en carrera! Esto último no puede faltar, de hecho me encantó encontrarme con algunos de vosotros que también os estáis preparando la Maratón de Barcelona y otros con otras carreras apuntadas en vuestro calendario.

Pasé el kilometro 5 y me dije: “Toca apretar, exigirme un poco más, solo un poco». Mi cabeza intentaba recordar entrenamientos pasados. “Si en un entreno puedo hacerlo, ¡aquí también!”. Pensando y viviendo la carrera llegué casi al kilometro 10 haciendome la pregunta de si aguantaba el mismo ritmo o lo bajaba. Pero antes de rozarlos me topé con Víctor, ya un compañero de las carreras y pasamos el kilómetro 10 riendo y comentando. Pasados unos metros mi cabeza pensó que era el momento de tomar el gel. Tiré mi isotónico, cogí el agua y con tranquilidad me lo tomé. Lo asimilé bien, las fuerzas seguían. Ahí fue cuando vi a Rosario Carceller, Una Runner con Tacones ¡que va ser mamá!

Un poco de sube, un poco de baja… miraba el pulsómetro y sentía que podía dar más… Kilómetro 13 y entrando en el paseo de la Malvarrosa escucho: “Vamos Miss Leggings Run!”. Si ya me estaba planteando no bajar el ritmo eso me hizo confirmarlo. Levanté la botella dando señales de que la había oído. Nos encarábamos en una recta ¡eterna! No se vosotros pero… yo veía el arco de la llegada a meta, pero por mucho que corría ¡seguía estando lejos!

Ya estaba. El sol apretaba y más con la playa al lado. Miraba el reloj de reojo y me había saltado a la torera el: “¡No fuerces mucho!” ¿Y qué? A veces hay que hacer caso a lo que nos pide el cuerpo y esta vez ¡me pedía volar! Conseguí mi mejor MMP: 1:12:53. 🙂

PD: Encantada de haberme encontrado con algunos de los miembros del Team 3FDC ¡Tenemos una salida pendiente por el Rió Turia!