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“Vamos a correr las tres juntas, y lo podemos hacer”. Este fue el mensaje que me dijeron mis compañeras de entreno, Irene y Laura. Yo asentí con la cabeza mientras mi rostro desvelaba una ligera sonrisa de incredulidad. Le di al botón de inicio de mi reloj. Ya había empezado todo, había arrancado la 10K Valencia Ibercaja.
Me posicioné detrás de ellas y apenas pasaron unos pocos metros de carrera para darme cuenta de que no quería cambiar mis planes. Ellas apostaban por arrancar a 4:10min/km e intentar mantener, incluso bajar con el transcurso de la carrera, pero yo no —sí, hace dos semanas, cuando los tiempos salían, pero no ahora, después de no rendir lo esperado a causa del resfriado navideño—. Iba a arrancar a 4:15min/km y luego intentaría bajarlo.
Fue un kilómetro de mucha cabeza, de tomar la decisión de hacer mi carrera y a la vez, de enfadarme por tener un dolor de pies y de rodilla (la buena) al no haber calentado lo suficiente. Eso quería pensar. Me adentré en el kilómetro dos y recuerdo no lamentarme de nada, solo pensaba en correr.
Del km 3 al km 6 = una larga recta
Llegué al kilómetro 3 y no era consciente de que una larga recta me acompañaría hasta el kilómetro 6. Sentía mis zancadas, estaba corriendo para mi. Miraba mucho mi reloj, pero no porque creía que no podía (suelo revisarlo en exceso cuando siento que voy justa), sino para aprender, para conocerme… más bien controlar la situación. Hoy tenía que hacerlo.
Llegó Víctor, amigo que me ha hecho muchas veces de liebre y me dijo: “¡Te pillé!”. Fue cuando pensé: «¡Ya va a exigirme!» Pero me alegré de tenerlo cerca. Mientras, también tenía otra referencia, la de Oscar, también compañero de carreras. Sus zancadas iban por delante mía y de alguna forma u otra, también tiraban de mi. También la vi a ella, a Laura (@makeupnine), en realidad fue ella, pues con un pequeño y cariñoso manotazo al adelantarla me advirtió que estaba allí. ¡Correríamos juntas!
Podía seguir el ritmo, pero no por mucho tiempo
Llegamos al “Pon de fusta”, lo que se traducía en que la cuenta atrás ya había empezado. El kilómetro 7 no estaba lejos.
Corría y mi respiración me decía que podía seguir así, aunque no por mucho tiempo. Llegamos a ese kilómetro 7, recordé que el recorrido nos adentraba hacia otra recta, la Avenida de Blasco Ibáñez, y sabía que la sufriría, al menos eso fue lo que me pasó hace dos años. Y así fue.
Laura (@makeupnine) se fue, pero tampoco quería perderla de vista. Quise ver el kilómetro 8 para pensar que empezaba una sesión de series ¡solos dos series de 1000m! Mis pulsaciones se mantenían y mis piernas querían ir más. Empecé con esa serie.
Ahora solo quedaba un kilómetro, tan solo uno, pero venía de la mano de una recta, una larga recta que dejaba ver un final, la meta. Notaba como mi respiración se aceleraba, la escuchaba, y mis piernas seguían con esa última serie. Veía cómo Oscar aceleraba y me animaba a ser más rápida. Quise serlo y quise intentar aguantar esos últimos metros.
¡Crucé la meta! 42:52
Quiero dar las gracias a todo el equipo de Sanus Vitae, porque ellos han logrado que aprenda que cuando un deportista cae, puede levantarse más fuerte.
Que gran eres,amiga!!!!♀️
Me alegra voret disfrutar al maxim,eres una bellissima persona,enhorabona crack!!!
Coincidir en tu si que és molt gran!!!! Un plaer voret sempre!!! Crack!! I gràcies 🙂