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15k Nocturna Valencia: Cuando sufrir se traduce en una sonrisa

5 junio, 2018

21horas, llegaba al lugar. La espera se hizo larga hasta que tomé rumbo hacia el cajón de salida, el amarillo, por debajo de los 70’. ¿Era mi cajón? Confiaba en que sí. La noche daba la bienvenida a la 15k Nocturna Valencia Banco Mediolanum.

15k Nocturna Valencia

Esa mañana, me dije que el día sería positivo. Mientras plegaba la ropa del tendedero, me vino a la cabeza volver a escuchar la grabación que me envío Vicky Cervera, psicóloga deportiva de Sanus Vitae, con quien estoy trabajando mi cabecita para las carreras con el objetivo de aumentar mi motivación, concentración y confianza, sobretodo controlar mis respuestas emocionales.

Ese 4:30

4:30 min/km. Ese era el número que rondaba por mi cabeza, era el rimo que Haruki, mi entrenador, me había asegurado que podía mantener durante los 15km. Confiaba en él.

No estaba. Había quedado con Oscar para correr con él. Sonó el pistoletazo de salida y sentí un cosquilleo en mi estómago. Intenté localizar referencias de corredores para coger el ritmo. Quería mirar el frente, a mi alrededor, pero no fue fácil. Más bien, dirigía la mirada al suelo para no pisar a los de delante. Sufrimos una considerable aglomeración en la primera curva de la salida. No fue la mejor bienvenida.

“Va a ser una carrera larga, pero bonita”. Mientras me decía esa frase, mi cara regalaba una sonrisa. Ya miraba al frente. Calles que trazaban un recorrido muy recto. ¿Monótono? No lo sentía así. Mi cabeza estaba preparada para adentrarse en el centro de Valencia pasado el kilómetro 4. Pero aquí ya no estaba sola. Oscar me cazó nada más arrancar la carrera y ya no me separé de él.

Tenía situaciones en el recorrido controladas. Mi cabeza ya había viajado hasta allí el sábado por la mañana escuchando la grabación de Vicky. Situaciones bajo control y otras que me sorprendieron para alimentar ese positivismo que me había impuesto nada más empezar el día. Reencontrarme con amigos runners, los gritos de compañeros del trabajo al verme, los ánimos de los más pequeños:

dame una a, dame una n, dame una i… ¡ÁNIMO!

Calle La Paz y su subida

Pisábamos la calle La Paz. Preciosa, la estaba esperando, pero aquí mis piernas empezaron a dar señales: Ojo, que aquí tenemos una ligera subida. Pero ya pronto llegábamos a la Plaza del Ayuntamiento, aunque lo hicimos un poco más rápido de lo marcado. “Cuidado Oscar ¡no aprietes!”, le dije. Me encontraba bien, pero sabía que quedaba mucha carrera por delante.

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¿Y qué tal la calle Colón? Esta es una pregunta que algunos me hicieron nada más terminar la carrera. Mi respuesta: Apenas la recuerdo. Quizá porque no la tenía en la cabeza, no la había visualizado. Pero lo que estaba a punto de llegar, sí.

Dejábamos atrás la Estación del Norte. Estábamos a punto de alcanzar el km 10 y eso era bueno. Seguía aguantando, mi cabeza estaba serena y sí, lanzaba alguna que otra sonrisa, pero ya no era lo mismo.

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«Mira al frente»

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El kilómetro 11. ¡Lo recuerdo! Alguien me llamó. Solo pude saludar levantando la mano, pero me dio energía, aunque me duró muy poco. “Mira el frente y no mires tanto el pulsómetro”, me dijo Oscar. Tenía razón. Ya llevaba unas cuantas revisiones a los numeritos de mi reloj y él se había percatado. Lo que se había traducido en un cambio en mi rostro (estoy segura de ello) y un descenso del ritmo.

Pesadez en mis piernas, agotamiento y un adelantamiento por la derecha que me dio señales de que el final no iba a ser fácil. Vi cómo me pasaba el grupo con quien empecé la carrera, aquel al que me enganché para lograr mantener el ritmo. Ellos incrementaban su velocidad y yo corría más despacio.

¡Tan solo quedaban dos kilómetros! Series, series, series y más series. Vinieron a mi cabeza las sesiones de series de los jueves. Esto no podía quedar así. Oscar tiraba de mi. Yo ya había dejado de mirar el reloj. Solo quería ver el final. Escuchaba ambiente, eso quería decir que estábamos cerca. Recordaba la recta del final, pero nunca llegaba.

Este año, la llegada a meta, al igual que la salida, se ubicaban en otro lugar. Una salida con un cambio no tan acertado, pero una llegada que me sorprendió, a mi parecer. Una llegada amplia con un público entregado.

Pisábamos fuerte. Mis pulsaciones se aceleraban hasta que lo escuché. El speaker, Joxe comunicaba que estábamos a punto de llegar a la hora 10 minutos. No pensé y mis piernas me llevaron. Tenía que intentarlo y cuando aceleré, Oscar sabía lo que estábamos a punto de conseguir.

Pasamos por debajo del arco de meta y arriba, en el crono, lo ponía: 1:09:24. (Neto: 1:08:58)

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No fue un ritmo cómodo, no logré clavarlo, según la clasificación de la organización, pero ¡me sentí feliz! Me esforcé, sufrí. Podía hacerlo y fue más sencillo gracias a la ayuda de Oscar. GRACIAS.

15k Nocturna Valencia

15k Nocturna Valencia:

Y un placer encontrarme con este ambiente tan sano 🙂

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